Reflexiones de un Sueño Intrigante
Era la madrugada del 25 de marzo a las 3:20, finalmente me quedé dormida después de una larga noche de insomnio. Últimamente, he notado que tengo problemas para dormir, lo que me ha afectado considerablemente. Cuando finalmente caí en un profundo sueño, comencé a experimentar un sueño que dejó en mí más preguntas que respuestas. Dicen que soñar no es solo un capricho del subconsciente, sino una forma en que este nos habla sobre cosas que ni siquiera nos atrevemos a cuestionar.
En el sueño, me encontraba en un lugar rodeada de personas desconocidas. Entre ellos, había un niño enfermo que necesitaba ser llevado al hospital de urgencias. No recuerdo la causa de su enfermedad, pero él se veía muy mal. Aunque no tengo claridad sobre cómo llegamos al hospital, al estar allí, me di cuenta de que la sala de urgencias estaba completamente llena.
En ese momento, vi a un médico de mediana edad, con cabello canoso y una bata blanca. Me miró y me dijo: “Ven, quiero que veas algo”. Lo seguí en silencio mientras él avanzaba por el pasillo. De repente, alguien lo llamó y le pidió que se detuviera. Me dijo que continuara, así que seguí caminando lentamente, observando a mi alrededor.
El pasillo estaba flanqueado por camillas cubiertas con sábanas blancas, tan brillantes como nubes. Me di cuenta de que cada cama estaba ocupada por personas enfermas, y cada una de ellas tenía un nombre asociado a una enfermedad. Mi curiosidad aumentó al notar que muchos de los rostros estaban deformados; algunos no tenían cabello, otros tenían la cara hundida en la zona de la nariz, lo que me produjo miedo y asombro. Algunos de ellos se sentaron en sus camillas y me miraron fijamente, con ojos dilatados y una expresión inquietante.
A medida que avanzaba, vi un pasillo largo de un azul profundo que se mezclaba con las sábanas blancas. Me estremecí, cuestionando la longitud de aquel pasillo, preguntándome por qué parecía interminable. Todo lo que deseaba en ese momento era salir de allí. Sin embargo, seguí adelante, repitiéndome que debía llegar al final. Finalmente, cuando alcancé la otra extremidad, me di cuenta de que el pasillo terminaba.
Decidí darme la vuelta para regresar, pero al hacerlo, noté que muchos de los enfermos comenzaban a sentarse en sus camillas. Uno de ellos me causó curiosidad. Sin poder disimular mi mirada, traté de observarlo con el rabillo del ojo, ya que por el derecho no podía ver. Al girar la cabeza, vi a un hombre completamente calvo, con un rostro liso de color grisáceo y deformidades extrañas. Su mirada penetrante y sus ojos vidriosos me aterraron. En ese momento, comprendí que cada uno de ellos tenía una historia, y el primero que vi llevaba el nombre de "CÁNCER".
El miedo me invadió, y traté de acelerar mis pasos, pero no podía. Cuando finalmente llegué al final del pasillo, vi al médico de pie en el centro. Justo cuando pensaba que había terminado de recorrer aquel sombrío pasillo, se acercó a mí y me dijo: “Muchas personas no lo creen, pero en los hospitales es donde encuentras la mayoría de las personas enfermas que no creen en mí”.
Me quedé paralizada, llena de asombro, y le respondí con incredulidad: “Pero están enfermas”. Él asintió y dijo: “Sí, pero los enfermos no creen en mi palabra”. En ese instante, el miedo que sentía se desvaneció. Quería preguntarle algo más, pero al voltear, me di cuenta de que estaba sola. El médico había desaparecido.
Confundida, comencé a reflexionar sobre lo que había vivido. Quizá Dios me estaba guiando a través de mi incredulidad. Me quedé con una pregunta en mi mente: ¿entre esos enfermos, estoy yo? Porque hay enfermos del cuerpo y enfermos del alma.

Esta obra literaria narrativa titulada "Reflexiones de un sueño intrigante" consiste en un ensayo de dos hojas que aborda temas de fantasías y creencias propias. Autora AArias